Será menos brusco que en “El día después de mañana”, pero igual de predecible: una investigación comprobó que es el cambio de las corrientes oceánicas que danzan como una cinta subiendo y bajando por el planeta lo que determina cuánto llueve al Norte y al Sur del globo. Esa distribución se alterará por el impacto del cambio climático general en la “cinta transportadora”, y no será lo único.
Un rápido vistazo a un mapamundi muestra que la mayoría de las lluvias tropicales caen en el Hemisferio Norte. Así, mientras en el Atolón Palmyra, 6 grados al norte, caen 175 pulgadas de lluvia al año, a una distancia similar pero del lado opuesto de la línea ecuatorial llueven sólo 45 centímetros.
Los científicos siempre creyeron que se trataba de un capricho de la geometría de la Tierra, que las cuencas del océano se inclinan en diagonal mientras, mientras que la rotación del planeta empujaba las lluvias tropicales al norte del ecuador.
Pero un nuevo estudio de la Universidad de Washington muestra que el patrón se debe a las corrientes oceánicas provenientes de los polos, a miles de kilómetros de distancia.
Los hallazgos, publicados el 20 de octubre en la revista Nature Geoscience, explican una característica fundamental del clima del planeta, y muestran que las aguas heladas afectan las lluvias estacionales que son cruciales para el crecimiento de los cultivos en lugares como la región del Sahel de África y el sur de la India.
En general, los lugares más cálidos son más húmedas porque el aire caliente sube y la humedad precipita.
“Llueve más en el Hemisferio Norte porque es más cálido”, dijo el autor del estudio, Dargan Frierson, profesor asociado de ciencias atmosféricas de la UW.
“La pregunta es: ¿qué hace que el Hemisferio Norte más cálido? Pues bien, hemos encontrado que se trata de la circulación de los océanos”, afirmó.
Frierson y los co-autores del trabajo utilizaron primero mediciones detalladas de las nubes hechas por el Sistema de Energía Radiante de la Tierra de la NASA, o CERES, una red de satélites que mostró que la luz solar proporciona más calor en el Hemisferio Sur. De ese modo, sólo por la radiación atmosférica, el Hemisferio Sur debería ser el más saturado de lluvias.
Después de usar otras observaciones para calcular el transporte de calor del océano, los autores usaron después modelos informáticos para demostrar el papel clave de la gran “cinta transportadora” de corrientes que se hunde cerca de Groenlandia, viaja a lo largo del fondo del océano hacia la Antártida, y luego sube y fluye hacia el Norte a lo largo del superficie. Eliminar esas corriente inclina las bandas tropicales hacia el Sur.
La razón es que a medida que se mueve hacia el Norte, a lo largo de muchas décadas, el agua se calienta gradualmente llevando alrededor de 400 mil billones (4 + 14 ceros) watts de potencia a través del ecuador.
Durante muchos años, la inclinación de las cuencas oceánicas habían sido la razón aceptada para explicar la asimetría de las lluvias tropicales.
“Pero al mismo tiempo, mucha gente no creía realmente en esa explicación porque era un tipo de argumento complicado. Para una función tan importante, por lo general hay una explicación más simple”, razonó Frierson.
La corriente oceánica que los científicos consideran verdadera causa de esta diferencia de lluvias fue hecha famosa al pública en general en la película “The Day After Tomorrow” (El día después de mañana, 2004), en la que la premisa es que esa circulación de corrientes se interrumpe y Nueva York se congela.
Ese cierre repentino de la corriente no ocurrirá como en la película, pero una desaceleración gradual -advertida como “muy probable” para 2100 por el último informe sobre cambio climático global del IPCC- podría mover las lluvias tropicales al sur, como lo ha hecho probablemente en el pasado, sugiere ahora este nuevo estudio.
La ralentización de las corrientes se puede predecir por el aumento de las lluvia y de agua dulce en el Atlántico Norte, que haría al agua menos densa y menos propensa a hundirse.
“Esto es realmente parte más de un mayor y creciente cuerpo de evidencia que ha salido en los últimos 10 o 15 años y que muestran cuán importantes son las latitudes altas para otras partes del mundo”, dijo Frierson.
Un trabajo anterior de Frierson mostraba cómo el cambiante equilibrio de temperatura entre hemisferios influye en las precipitaciones tropicales. Un estudio reciente realizado por Frierson y colaboradores observó cómo la contaminación de la revolución industrial bloqueó la luz solar hacia el Hemisferio Norte en la década de 1970 y 80 y cambió las lluvias tropicales en el sur.
“Muchos de los cambios en los últimos años se han debido a la contaminación del aire”, dijo Frierson.
“El futuro dependerá de la contaminación atmosférica y el calentamiento global, así como cambios en la circulación oceánica. Eso hace que las lluvias tropicales sean particularmente difícil de predecir”, aceptó.
Los co-autores del artículo son Yen-Ting Hwang, Elizabeth Castaño, Xiaojuan Liu y David Battisti, en la Universidad de Washington; Neven Fučkar en la Universidad de Hawaii; Richard Seager en la Universidad de Columbia; Sarah Kang en el Instituto Nacional de Ciencia de Corea del Sur Ulsan y Tecnología ; y Aarón Donohoe en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
La investigación fue financiada por la Fundación Nacional para la Ciencia estadounidense, la Agencia Japonesa de Ciencias y Tecnología Marinas, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) estadoundiense, la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) estadounidense y el Departamento de Defensa norteamericano.
Fuente: tiempo inestable
Fuente: tiempo inestable
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